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¿Si necesito un médico?

Si quieres conocerte, observa la conducta de los demás; si quieres conocer a los demás, mira en tu propio corazón.
El intelecto busca, pero es el corazón quien halla.
No hay más invierno que la soledad.
El mundo exterior podrá hacerte sufrir, pero sólo tú podrás avinagrarte a ti mismo.
Odiarse a sí mismo es más fácil de lo que se cree.
El corazón tiene razones que la razón desconoce.
La peor prisión es un corazón cerrado.
Cuanto más se acerca uno a los grandes hombres, más cuenta se da de que son hombres.
El silencio del envidioso está lleno de ruidos.
Es el sentimiento y no la razón lo que mueve a los humanos.
La razón es esclava de las pasiones.
Todos necesitamos de indulgencia, y el que no la otorga a los demás, difícilmente la encontrará luego para sí mismo.
El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. El arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio.
Cuanto más vacío está un corazón, más pesa.
No huye el que se retira; por que has de saber, amigo Sancho, que me he retirado, no huido; y en esto he imitado a muchos valientes, que se han guardado para tiempos mejores, y de esto están las historias llenas.
El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.
Oirás muchas verdades que llaman consoladoras; pero la verdad libera primero y consuela después.
El amor es una fuente inagotable de reflexiones: profundas como la eternidad, altas como el cielo y grandiosas como el universo.
El alma humana se avergüenza de sí misma cuando se deja vencer por el placer o el dolor.
La primera víctima de la destemplanza es la propia libertad.
No se puede poseer mayor gobierno, ni menor, que el de uno mismo.
Un hombre desenfrenado no puede inspirar afecto; es insociable y cierra la puerta a la amistad.
Cuanto más se tiene, más se desea, y en vez de llenar, abrimos un vacío.
El que se domina a sí mismo, irradia de todo su ser tal ascendiente, que sin esfuerzo disipa las dudas de quienes están a su alrededor.
La vida se vuelve una fiesta cuando sabes disfrutar de las cosas normales de cada día.
El pobre carece de muchas cosas; pero el avaro, carece de todo.
Somos gente extraña. Nos pasamos la vida haciendo cosas que detestamos con objeto de ganar dinero para comprarnos cosas que no necesitamos e impresionar a personas que no nos caen bien.
Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos.
El hombre es el único ser capaz de proyectar, de decir no.
El hombre es más feliz por lo que desea que por lo que posee.
Una de las leyes fundamentales de la cortesía es la resistencia al primer impulso.
El entusiasmo es el pan diario de la juventud. El escepticismo, el vino diario de la vejez.
Malgasté mi tiempo, ahora el tiempo me malgasta a mí. Sólo falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo.
Examina tu propio corazón; lo que te duele de los demás en ti mismo puede estar.
Cuando un hombre está irritado, sus razones le abandonan.
Si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
No podemos evitar el viento, pero podemos construir molinos.